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Los dos editores consideran que «con muy buena intención, el trabajo de Iván ha sido excesivamente simplificado o etiquetado bajo una perspectiva única» y que « ... el rescate de sus archivos y, en concreto, de estos diarios muestra a una figura más compleja». Una visión poliédrica que se completa con otros textos similares a este 'Diario de Nueva York', que no fue el primer dietario ni fue el último que escribió Zulueta. En el archivo que guarda Filmoteca Española desde 2021, hay uno previo, escrito entre 1958 y 1961 –repleto de extensas críticas cinematográficas bajo la influencia de la prensa especializada de la época–, y otro posterior y más disperso, iniciado en 1980 tras el estreno de 'Arrebato', con el cineasta ya inmerso en sus problemas con la heroína «que le impiden centrarse».
Respecto al interés que puedan presentar esos cuadernos inéditos y su posible publicación en el futuro, Cerdán señala que «para el lector general no tienen tanto interés» y aclara que en todo caso, «no hay ningún calendario previsto para su publicación».
Si en algo coinciden Cerdán y Fernández Labayen es que no se sostiene el cliché de un Zulueta que ya dijo cuanto tenía que decir en 'Arrebato' y que difícilmente hubiera continuado su carrera cinematográfica si sus circunstancias personales hubiesen sido otras. «Ésa es una mirada de que aquí tenemos una obra maestra única –que lo es–, pero no responde a la realidad. Es una película que ha generado mucha confusión en torno a su figura».
El primero recuerda que «estuvo a punto de rodar en 1983 un proyecto titulado 'The End', que arrancaba y terminaba en Nueva York tras pasar por Madrid. Es una comedia alocada sobre el final del mundo que no tiene nada que ver con 'Arrebato'. Esa película tenía varias versiones del guion, un casting, un plan de producción y hasta un cartel que el propio Zulueta dibujó. Y se fue al garete, suponemos que por una serie de circunstancias complejas» relacionadas con su presupuesto. ¿Qué hubiese sucedido si la película se hubiera rodado? «Quizás la figura del mito de Zulueta hubiese cambiado por completo», concluye Cerdán.
El segundo considera que «el trabajo de organizar el archivo te permite darte cuenta de que era muy creativo y no sólo en el ámbito cinematográfico, que requiere un montaje industrial grande. En el caso de Zulueta, hay una imposibilidad de llegar a la industria para seguir haciendo cine, pero hemos encontrado una barbaridad de apuntes, notas y bocetos. Y si queremos verlo más como artista visual que como cineasta, tiene una obra rica y fructífera, en diálogo constante con su cinefilia. Las propias polaroids son una aproximación cinematográfica a la fotografía, casi las podrías entender como series de disparos sobre motivos muy parecidos». En su opinión, «tras 'Arrebato', las circunstancias personales fueron muy duras y en las profesionales se encontró con que necesitaba un productor. No creo que 'Arrebato' fuera el punto final de su carrera: luego hizo el capítulo 'Párpados' para una serie. En definitiva, creo que tenía más cosas que contar».
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