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Steven Spielberg en las fauces de 'Bruce', uno de los tres tiburones de pega utilizados en el rodaje.

'Tiburón': medio siglo con miedo a bañarnos

Clásico. Spielberg cambió las reglas de Hollywood en 1975 con la adaptación de un mediocre bestseller e inauguró el 'blockbuster' veraniego

Domingo, 8 de junio 2025, 02:00

Steven Spielberg asistió al preestreno de 'Tiburón' el 26 de marzo de 1975 en el Medallion Theater de Dallas. Dopado con valium, el realizador se situó de pie, al fondo de la sala, con su mirada nerviosa dirigiéndose de la pantalla al público. Tras una de las primeras secuencias, en la que el escualo despedaza a un niño en una colchoneta, un espectador de la primera fila salió corriendo y vomitó en la alfombra del vestíbulo. Después volvió a sentarse en su butaca. «En ese momento supe que la película sería un éxito», confesaría el director.

Hace 50 años, 'Tiburón' logró que bañarse en una playa nunca volviera a ser lo mismo. La industria del cine tampoco volvió a ser igual a partir del 20 de junio de 1975 (en España hubo que esperar al 19 de diciembre), cuando Universal estrenó el tercer largometraje de Spielberg en 409 salas de Estados Unidos, casi tantas como 'El padrino' tres años antes. Hoy no sorprende que un largometraje con vocación de rompetaquillas tome miles de cines, pero entonces lo normal era llegar a unas pocas pantallas y mantenerse en cartelera semana tras semana. El cambio fue trascendental: aumentan los gastos de distribución y marketing, el grueso de la recaudación se consigue en pocos días y se desdeña el papel de la crítica.

Nace el 'blockbuster' veraniego, una época que antes de 'Tiburón' no contaba para los estudios. Spielberg demostró asimismo que el público joven no necesitaba de estrellas para ir al cine. El primer reparto lo componían Charlton Heston, Jeff Bridges y Sterling Hayden, pero el director de 'ET' impuso a Richard Dreyfuss, Roy Scheider y Robert Shaw: la estrella era el gigante blanco comedor de hombres. Con 'Tiburón' se inaugura también la estrategia de publicitar masivamente el filme en televisión. Disponible hoy en varias plataformas, he aquí algunas razones por las que 'Tiburón' ha pasado a la historia del cine.

Un rodaje de pesadilla

De los 55 días previstos se pasó a 159. El presupuesto final, cercano a los 10 millones de dólares, triplicó las estimaciones iniciales. Los culpables fueron los habitantes del idílico y pijo Martha's Vineyard, que boicotearon el rodaje, y los tres tiburones mecánicos que se construyeron con el sobrenombre de Bruce, en honor a un antiguo abogado de Spielberg, «terrorífico y muy caro». Sus motores hidráulicos se averiaban con el agua y la piel de poliuretano cantaba a falso. El director se empeñó en rodar en alta mar y desechó imágenes de peces reales. Cuando vio el penoso resultado de los efectos especiales optó por no mostrar el bicho hasta bien comenzada la película (solo ataca cuatro veces en dos horas). La amenaza sugerida resultó mil veces más escalofriante.

Significado político

Como apunta Peter Biskind en su ensayo 'Moteros tranquilos, toros salvajes', Tiburón no deja de ser una película post-Watergate sobre la corrupción gubernamental. Los tres protagonistas son arquetipos: el macho de derechas, el padre de familia y el judío intelectual de izquierdas; un marino y experto arponero, el sheriff local y un oceanógrafo/ictiólogo, que tratan de cazar a un escualo que vacía las playas de una población turística. Spielberg siembre negó las simbologías políticas, pese a la existencia del personaje del alcalde de Amity, un funcionario que oculta una amenaza a los ciudadanos mientras unos héroes conjuran el peligro.

La mano maestra del suspense

Los productores Richard D. Zanuck y David Brown, que ya habían trabajado con Spielberg en su ópera prima, 'Loca evasión', sabían que el director era la persona adecuada para transformar una mediocre novela de aeropuerto en una montaña rusa que deja sin aliento al espectador. Primera secuencia. Una pareja, ebria de cerveza y calentura, retoza de noche en la playa. La chica le espera desnuda y vulnerable en el agua. Solo la campanilla de una boya cercana rompe el silencio. Los ataques del tiburón provocan a la vez expectación y terror.

La banda sonora de Williams

Hay dos músicas que evocan el terror y ambas proceden de instrumentos de cuerda: los violines cuchillada de Bernard Herrmann en 'Psicosis' y los ominosos contrabajos y chelos procedentes de las profundidades de John Williams en 'Tiburón'. El músico concebía la película como una aventura náutica, una de piratas, algo que no convenció al director. Un día, Williams tocó a Spielberg con dos dedos en el Steinway de su casa las primera notas de la terrorífica partitura. Escuchabas el 'ostinato' y veías al tiburón aunque no se mostrara. «Sientes que algo peligroso viene hacia ti, son notas bajas en una atmósfera a la que no pertenecen», define el compositor.

Paranoia en las playas

Después de ver 'Tiburón' bañarse en el mar no ha sido igual. Los miles y miles de espectadores que llenaron los cines estadounidenses en el verano de 1975 se contagiaron del terror a los escualos y las reservas de hoteles de playa se resintieron. Muchas playas en la costa este de EE UU, sobre todo en Martha's Vineyard, experimentaron una caída en el número de visitantes. Los medios de comunicación amplificaron el 'efecto Jaws', aunque los ataques de tiburones seguían siendo extremadamente raros. Lo que siempre ha lamentado Spielberg es «el frenesí de los pescadores deportivos locos que se produjo después».

Nace el 'blockbuster'

Un año antes del estreno, los cines ya proyectaban un tráiler con una voz en off: «Es como si Dios crease al diablo y le diese... mandíbulas». Universal machacó en televisión con anuncios de medio minuto y lanzó camisetas que convertían al público en anuncios andantes. El filme batió el récord de taquilla mundial con 415 millones de euros, superando en 200 millones a 'El padrino'. Y todo en verano, una época que antes era un erial en las salas. Surge la película evento, la que hay que ver y que es capaz de monopolizar las conversaciones. 'Tiburón' recibió una calificación para todos los públicos porque, según el comité encargado de la decisión, «un tiburón nunca ha atracado a nadie». Obtuvo tres Oscar (montaje, banda sonora y sonido) y también mereció malas críticas, como la del 'New York Times': «Una película ruidosa y aturullada, que tiene menos pensamientos que un niño en una playa».

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