'Pilar Belzunce, retrato íntimo': la mujer que fue mucho más que la 'conexión con la tierra' de Chillida
Chillida Leku acoge una exposición que muestra por primera vez la faceta creadora del 'pilar de la saga' y recoge las visiones de sus ocho hijos
Dice Mikel Chillida, su nieto, que «Eduardo Chillida era el alma creativa que flota en el aire, y Pilar Belzunce la gravedad que le ataba ... al suelo: formaban un todo. Pilar está detrás de cada piedra, acero o madera creados por el aitona». Belzunce fue la conexión con la tierra del escultor, pero también una fascinante personalidad de múltiples facetas, algunas prácticamente desconocidas hasta ahora, como pintora y escultora de sus propias obras. Una deliciosa exposición abierta en Chillida Leku, 'Pilar Belzunce, retrato íntimo', muestra por primera vez al público esos óleos llenos de color y viaja por la biografía de quien fue 'pilar' de la saga familiar.
Es una exposición pequeña en tamaño, en una de las salas del caserío Zabalaga, pero intensa en contenidos para recoger la identidad de «una mujer de gran determinación que fue capaz de adelantarse a su tiempo», según Estela Solana, responsable de exposiciones de Chillida Leku y de esta muestra. También Mireia Massagué, directora del museo, reivindica la figura de «una mujer excepcional, compañera, madre de ocho hijos, gran gestora, sensible a la vez y creativa, y que no siempre se valoró suficientemente, como ha ocurrido con tantas mujeres del siglo XX».
Este año se cumple el centenario del nacimiento de Belzunce, fallecida en 2015 a los 89 años. La exposición, que permanecerá abierta hasta el 31 de enero, se nutre de fotografías familires y objetos además de dibujos de Chillida con Pilar como protagonista. Uno de los alicientes reside en las miradas de los hijos de Belzunce, con retratos o dibujos y textos donde perfilan su mirada sobre la madre.
Pilar Belzunce pintó también coloridos cuadros de flores y creó pequeñas esculturas que seincluyen en la exposición
También destacan especialmente las pequeñas esculturas creadas por ella misma y sus cuadros de flores, además de los retratos que le hicieron su cuñado Gonzalo Chillida o el pintor Carlos Añibarro. El creado por este último sirve de cabecera de la muestra. Como recuerda Mikel Chillida, Pilar Belzunce apoyó siempre a Añibarro, «el último bohemio» del arte donostiarra, que se empeñó en dibujar a la modelo «con los brazos en jarras, como sueles estar tú siempre», según le sugirió.
Eduardo Chillida y Pilar Belzunce se conocieron con tan solo 13 años. Ella se crió entre Filipinas, donde su padre tenía una hacienda azucarera, y la casa familiar de Estella. Desde que empezaron a salir juntos «ella fue siempre un apoyo para él, cuando el artista dejó el fútbol profesional o la carrera de Arquitectura, o en su posterior renuncia a París en busca de un nuevo camino artístico», en palabras de Estela Solana.



«Mi fe en él era inmensa», solía recordar ella. «Siempre conseguía lo que buscaba y cuando comprendió que su camino era el arte, le apoyé sin vacilaciones y le di el aliento, el apoyo y la compañía en la aventura que íbamos a emprender».
Los responsables de la exposición recuerdan que «esta determinación y confianza en Chillida, junto a su carácter resolutivo, llevaron a Pilar a gestionar aspectos clave de la carrera del artista, desde los asuntos prácticos y económicos, las relaciones con las galerías y museos hasta la crianza y educación de sus ocho hijos, dejando a Chillida el espacio que requería para crear en libertad. Y todo ello, además, sin abandonar un mundo propio atravesado también por el arte».
Mikel Chillida insiste en que los dos «formaban un todo, y este mismo Chillida Leku es fruto del sueño de los dos, porque sin ella no hubiese sido posible». «El tiempo era para Eduardo algo extenso, sin prisas, y ella era ágil al decidir, y siempre bien, como subrayaba el aitona». El nieto de la pareja y director de Desarrollo de Chillida Leku apunta que esa «complementariedad» se ve hasta en el trabajo de los dos: «La obra de Chillida es puro blanco y negro, y los cuadros de Pilar, puro color».
«Fue compañera de Eduardo, madre de ocho hijos, gestora y creativano valorada, como pasó a tantas mujeres entonces»
La exposición recoge también la participación activa de Pilar Belzunce en la representación de Chillida tanto en exposiciones internacionales como en la creación de Chillida Leku. El descubrimiento del caserío Zabalaga, del siglo XVI y entonces en ruinas, fue el inicio de la transformación de aquel lugar en un espacio de encuentro entre arte y naturaleza.
Un amplio programa de actividades complementarias acompañará la muestra, inaugurada ayer. Una sesión de meditación y dibujo consciente a cargo de Nausica Sánchez, responsable de Educación de Chillida Leku, la danza-performance 'Amimona', de Ane Zelaia, que combina movimiento, imagen y emoción a través del diálogo de dos intérpretes, un taller de cerámica y una visita guiada diaria a la exposición son algunas de las actividades que se desarrollarán hasta enero.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.