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Los trabajadores del sector del comercio vasco cobran 500 euros menos que la media del salario en Euskadi. Una brecha que se explica por diversos ... factores como la escasa productividad del sector, la baja cualificación laboral, el tamaño pequeño de las empresas – con menor capacidad de negociación– y la segmentación y polarización del empleo –colectivos más vulnerables con contratos parciales o temporales–. Son algunas de las conclusiones que se extraen del informe sobre la transformación del comercio en Euskadi, que abarca el periodo entre los años 2016 y 2021, elaborado por Sara de la Rica, Imanol Lizarraga y Lucía Gorjón, miembros del centro de estudios Iseak.
Pese a que el estudio llega hasta 2021, DV ha podido constatar que la brecha salarial se mantiene. Según la Encuesta de Coste Laboral del Eustat de 2023 –última actualizada–, el coste salarial medio del comercio se sitúa en los 1.600 euros brutos al mes frente a los 2.100 del promedio vasco, mientras que en el informe las cifras son de 1.400 euros en el comercio y de 1.900 en el conjunto del País Vasco.
El informe señala que el comercio –especialmente el minorista– presenta una productividad laboral estancada, lo que limita la capacidad de las empresas para pagar salarios más altos. Esta baja productividad se vincula a factores como la falta de innovación, una menor implantación tecnológica y estructuras empresariales poco eficientes.
1.600 euros
brutos al mes es el sueldo medio del comercio en Euskadi frente a los 2.100 del promedio vasco, según los datos recogidos del Eustat.
En cuanto al nivel de cualificación, las personas empleadas en comercio –especialmente los autónomos– tienen, en promedio, un nivel educativo inferior al del conjunto de ocupados en Euskadi. Esta hecho sugiere una carencia de competencias técnicas o digitales que penaliza la productividad y, por tanto, los salarios.
El tamaño de las compañías es otro factor relevante para explicar la brecha salarial. El 73% de los asalariados en comercio trabaja en empresas con menos de 50 empleados, y muchas en microempresas de menos de 5 trabajadores. Estas pequeñas estructuras suelen tener menor capacidad de negociación salarial, menos acceso a financiación e innovación, y menos márgenes para pagar sueldos competitivos.
Finalmente, la segmentación y polarización del empleo también incide en el asunto salarial. El sector acoge a colectivos más vulnerables –jóvenes, personas inmigrantes, mujeres–, muchos de ellos con contratos a tiempo parcial o temporales, que reducen la retribución media. Además, hay diferencias importantes entre subsectores: el comercio minorista –el más feminizado y envejecido– es el que concentra los salarios más bajos y la mayor rotación.
El estudio también trabaja otros aspectos que analizan la transformación del comercio en el País Vasco. Uno de ellos es el peso del colectivo inmigrante en el empleo, que va a más ante el desafío de cubrir la falta de mano de obra local. Así, el porcentaje de personas extranjeras afiliadas al comercio pasó del 4,7% en 2016 al 7,4% en 2021, un aumento de casi 4.000 personas extranjeras pese a que el sector perdió 1.400 empleos en total.
En el comercio minorista, este colectivo representa ya más del 8,3% del total de trabajadores, por lo que actua como un motor de renovación frente al envejecimiento del sector. Se trata también del subsector más afectado por la caída de empleo nativo, lo que sugiere que la inmigración está compensando parcialmente la pérdida de trabajadores locales, especialmente en empleos de menor cualificación. Y es que según el Instituto Nacional de Estadística, el territorio suma 82.489 inmigrantes que tienen entre 20 y 64 años, 61.026 más de los que había hace veinte años. Es decir, el comercio se convierte en puerta de entrada laboral para inmigrantes, similar a lo que ocurre en sectores como la hostelería o el de los cuidados.
Otro tema que trabaja el estudio es el de la elevada rotación del sector. Un dato:sólo el 56% de los asalariados de 2016 en el comercio minorista seguía en el sector en 2021. El 21% pasó a la inactividad o desempleo, un 14% cambió a otros sectores y un 5% se convirtió en trabajador por cuenta propia, lo que refleja una gran volatilidad en este subsector.
En 2021, el 72% de los nuevos asalariados en comercio minorista provenían del 'no empleo' –población inactiva o desempleo–, lo que indica que el sector actúa como puerta de entrada al mercado laboral –jóvenes, parados–, pero retiene poco talento.
El informe no sólo analiza los desafíos o debilidades que tiene el comercio en Euskadi, sino que también subraya un puñado de aspectos positivos. Desde el punto de vista contractual, los contratos indefinidos aumentaron de 2016 a 2021 del 80% al 85%. Y la contratación más precaria se redujo un 30%. Además, aunque se reduce el empleo en microempresas, el número de empleos asalariados crece en empresas de mayor tamaño –crece un 17,5% en empresas de 20 a 99 empleados–. Aunque el envejecimiento sigue siendo un problema, la incorporación de personas extranjeras ha permitido frenar parcialmente el declive generacional, lo que se interpreta como una señal de esperanza. Además, hay algunos modelos de negocio como la venta y reparación de vehículos donde la afiliación ha crecido un 8,6%, lo que evidencia una buena capacidad de adaptación. El quinto aspecto positivo es que el informe valora el rol del comercio como vertebrador urbano, generador de empleo y dinamizador social, especialmente en áreas urbanas y rurales.
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