Borrar
La escalada del ciberodio y la desinformación contra el colectivo LGTBI+

La escalada del ciberodio y la desinformación contra el colectivo LGTBI+

El acoso e intimidación, las agresiones físicas y los ataques a símbolos de la diversidad son manifestaciones concretas de la LGTBI+fobia que se viven a diario desde las redes sociales y que se acrecentan con la cercanía del 28 de junio

J. Falcón

Martes, 27 de mayo 2025, 17:52

En los últimos años, la comunidad LGTBI+ en España se ha visto perseguida por un número creciente de bulos azuzados por campañas periódicas de desinformación, un fenómeno que se acentúa cada año a medida que nos acercamos a las celebraciones del día del Orgullo, el 28 de junio. Estas falsedades no surgen de forma aleatoria, sino que se intensifican en momentos cruciales como este y con cada paso legal en favor de la igualdad, como ocurrió con la aprobación de la Ley Trans. Los expertos lo tienen claro, hay un objetivo deliberado para «generar rechazo social, perpetuar estereotipos y justificar la discriminación».

Las redes sociales y los medios digitales emergen como las plataformas fundamentales desde las que se propagan estos discursos de odio y desinformación, facilitados por dos factores clave, el anonimato y la capacidad de viralizar mensajes. Este fenómeno, englobado en el concepto de ciberodio, utiliza diversas herramientas de comunicación electrónica, incluyendo Internet en sus múltiples formas (webs, redes sociales, blogs, mensajería instantánea) y tecnologías móviles. Vías, además, difíciles de atajar y perseguir legalmente.

Las principales narrativas y estrategias empleadas para descalificar y agredir a estos colectivos a menudo echan mano de tácticas históricas y prejuicios arraigados:

- Se recurre a la estigmatización y vinculación con prácticas delictivas o negativas, reviviendo ecos de la estigmatización asociada al VIH/SIDA en los años 90 o juicios morales puritanos sobre la libertad sexual. Se busca «criminalizar a las personas pertenecientes a este colectivo relacionándolas con prácticas delictivas». Un ejemplo de prejuicio sexual es afirmar que «los homosexuales son promiscuos», como recoge el informe realizado por Ikusgune.

- Estas narrativas buscan «promover o favorecer un clima de violencia, hostilidad, odio o discriminación» contra estos colectivos. Estos discursos de odio no requieren necesariamente una llamada explícita a la violencia para ser sancionable, ya que los ataques que injurian, ridiculizan o calumnian a grupos específicos son suficientes para que las autoridades actúen. Como ha dejado patente el Tribunal Supremo, estos mensajes no atemorizan solo al destinatario, sino a todo el colectivo, creando sentimientos de lesión a la dignidad, inseguridad y amenaza.

- Los avances en derechos logrados por los movimientos LGTBI+ precisamente han provocado la «activación de resistencias» y un aumento de personas detractoras, que manifiestan su hostilidad hacia dichas mejoras.

- Se utilizan crisis sanitarias para la estigmatización. La viruela del mono es un caso paradigmático ocurrido hace pocos años. En aquella ocasión se aprovechó para «estigmatizar y estereotipar de nuevo a los hombres gais y bisexuales por sus prácticas sexuales». Se señaló a este colectivo basándose en información calificada de «innecesaria e irrelevante» y se llegó a «vincular el brote de viruela del mono a fiestas de 'chemsex'» o saunas, buscando culpar al colectivo y desviar la atención de la inacción gubernamental en políticas públicas. El movimiento LGTBI+ reaccionó recordando el estigma del VIH/SIDA,, y activistas protestaron por la necesidad de vacunación universal frente al estigma.

- Se busca la deshumanización y la negación de la existencia de las personas trans, donde la «negación de su identidad, y por ende, de su existencia, es una constante», añade otro informe respaldado por la Junta de Andalucía (Guía de delitos de odio LGTBI ). Esto incluye referirse a personas trans por su género asignado al nacer, difundir bulos que tildan las identidades trans de «caprichos superficiales» o fruto de «teorías de la conspiración». La deshumanización es vista como la antesala para no reconocer derechos y favorecer la discriminación.

FELGTBI+

Más allá de los bulos y discursos, a medida que aumentan crece también su traducción a ataques concretos y violencias hacia las personas LGTBI+ en diversos ámbitos. El más notorio es el acoso e intimidación (insultos, uso de lenguaje amenazante o abusivo) pero en paralelo éstos se traducen en crecimiento de agresiones físicas. Los últimos datos del Ministerio del Interior (2022) reportaban 459 delitos de odio por orientación sexual e identidad de género, si bien la encuesta 'Estado del Odio 2024', realizada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más, señala que «en el último año un 6,8% de la población LGTBI+ en España ha sufrido agresiones físicas o sexuales, lo que se traduce en unas 250.000 personas, y un 20,3% ha sufrido acoso (700.000 personas)». Sin embargo, los delitos de odio registrados oficialmente son mucho menores (1.739 en los últimos cinco años), «lo que refleja un subregistro importante». El informe constata que la mayoría de las agresiones se producen en la calle (37,7%) y en lugares de ocio frecuentados por personas LGTBI (11,7%).

También los ataques a símbolos de la diversidad son frecuentes, mostrando un «especial interés por castigar a quienes muestras banderas de arco iris». Esto se manifiesta en la repetición de actos que buscan generar temor a daños en propiedades o agresiones físicas.

También preocupan los incidentes en el ámbito escolar, si bien todos los informes destacan que es mayor el problema de la violencia familiar contra jóvenes, que pueden sufrir abuso físico, verbal, emocional y social (control, aislamiento) por parte de familiares.

En definitiva, las víctimas de delitos de odio LGTBI son seleccionadas intencionalmente por una característica específica para infligirles daño físico y emocional, siendo una clara manifestación del rechazo a su identidad, una característica inmodificable. El delito envía un mensaje de intolerancia a toda la comunidad LGTBI+, aumentando el miedo y la inseguridad.

Bulos más comunes para atacar al colectivo LGTBI

  • Asociación con la pedofilia: Uno de los bulos más dañinos y persistentes es la falsa vinculación entre personas LGTBI y prácticas pedófilas o pederastas. Se difunden mensajes que acusan al colectivo de querer incluir la «P» de pedofilia en sus siglas, o de normalizar estas conductas, algo demostradamente falso y desmentido

  • Supuestos privilegios legales: Se hace circular la idea de que las personas LGTBI reciben beneficios legales injustificados o que las políticas de igualdad suponen un trato de favor hacia el colectivo, cuando en realidad buscan equiparar derechos y proteger frente a la discriminación

  • Falsas enfermedades o trastornos: Se difunden bulos que presentan a estas personas como portadoras de trastornos físicos o mentales, o como un «problema de salud pública», reforzando estigmas médicos y sociales completamente infundados

  • Normalización social y negación de la discriminación: Algunos bulos afirman que la discriminación hacia el colectivo LGTBI ya no existe, o que las políticas inclusivas son innecesarias porque la sociedad es plenamente tolerante, ocultando así la realidad de la violencia y el rechazo que aún sufren muchas personas

  • Desinformaciones específicas contra mujeres trans: Se lanzan bulos que niegan la identidad de las mujeres trans («son hombres»), se les acusa falsamente de delitos o se intenta invalidar su participación en espacios femeninos

  • Bulos en el entorno escolar: Se difunden falsos rumores sobre «adoctrinamiento» en las aulas o sobre la existencia de «lobbies» LGTBI que influyen en el sistema educativo, generando rechazo y miedo entre familias y alumnado

Las consecuencias de esta violencia van desde las lesiones físicas y psíquicas, hasta la creación de un clima de inseguridad y temor que afecta a todo el colectivo. Esta exposición a la discriminación y la violencia está relacionada además con problemas de salud mental en la población LGTBI+ joven. A pesar de la magnitud del problema, según denuncian las asociaciones, existe una elevada cifra de delitos de odio no denunciados, debido a factores como el miedo a represalias, las secuelas del delito o la falta de confianza en las instituciones. La falta de denuncia dificulta la lucha contra estos delitos y deja a las víctimas indefensas, algo que es aún más destacado en el ámbito digital.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco La escalada del ciberodio y la desinformación contra el colectivo LGTBI+