Gipuzkoa captura 25.000 avispas asiáticas reinas el último año, más del doble que en 2022

Mide en torno a dos centímetros y su picadura puede causar fuertes dolores en la zona afectada. En el término comúnmente utilizado para denominarla se percibe un origen lejano, pero esta especie lleva años asentada en nuestro territorio. La avispa asiática o vespa velutina apareció por primera vez en Gipuzkoa en 2010. La especie entra por la muga con Francia y es detectada en Irun después de que seis años antes un carguero procedente de Asia facilitara su llegada al país vecino. Desde entonces, una expansión hacia el sur provocó su irrupción en Gipuzkoa.

Es la principal depredadora de especies polinizadoras autóctonas como la abeja negra. Dobla en tamaño a este insecto local y se encarga de sembrar el caos en las colmenas que atacan. Como consecuencia, las abejas dejan de salir al exterior y la miel que producen se ve considerablemente afectada. Mariposas, orugas, moscas, arañas, hormigas y otros insectos que forman los ecosistemas del territorio sufren también la amenaza de la avispa asiática, por lo que su influencia en el medioambiente es notoria.

Quince años después, las primaveras siguen llegando con ecos de avisos por detección de nidos de avispa asiática. «Seguimos constatando la inquietud que genera la especie en la sociedad y esto en gran medida sigue favoreciendo el que se continúe con el esfuerzo colectivo para controlarla», observan desde el Departamento de Equilibrio Territorial Verde de la Diputación de Gipuzkoa. «Si bien la erradicación es imposible, su control resulta imprescindible. Aun cuando apenas genera riesgo sanitario, sigue sin evaluarse el impacto que genera en la biodiversidad de los ecosistemas, especialmente en los insectos polinizadores».

Los apicultores de Balerdipeko Erleak en Bedaio conocen bien los peligros de la avispa asiática. «Cada una se puede comer tres abejas autóctonas al día. Imagina los daños que puede causar una colonia de 5.000 avispas. No sólo las matan, sino que provocan que las abejas estén estresadas, hacen que no salgan de su colmena y acaban con sus reservas de comida. Esto afecta directamente a nuestro producto porque son las que nos dan la miel», denuncia Mattin Jauregi, apicultor de Balerdipeko Erleak, una de las entidades participantes en la campaña actual contra la avispa asiática en Gipuzkoa.

gráfico características avispa

Para contrarrestar los efectos de esta avispa, el Servicio de Fauna y Flora Silvestre ha optado por la desactivación de los nidos primarios y secundarios y el trampeo primaveral realizado con trampas selectivas. Métodos que «apenas tienen incidencia sobre el resto de insectos polinizadores o especies autóctonas».

Los trabajos de control de esta especie invasora se centran en dos épocas del año y varían en función del tipo de nido sobre el que se quiere actuar. Por un lado están los nidos primarios, que son los construidos por la reina nada más salir del letargo y que dan origen a la colonia constituida por unas pocas obreras. Por otro lado se encuentran los secundarios, que se forman cuando la colonia empieza a ser numerosa y las obreras construyen un nuevo nido que va aumentando de tamaño. La reina se traslada a este otro para seguir con la puesta de huevos, y pueden llegar a contener miles de ejemplares. La primera época de actuación contra la avispa asiática es el inicio de la primavera, y se combaten los nidos primarios mediante «trampas con líquido atrayente para intentar capturar el mayor número de hembras fundadoras de nuevas colonias». La segunda fase transcurre desde mediados de primavera hasta final de año. «Se localizan tanto nidos primarios como secundarios y en la medida de lo posible se procede a su desactivación», explican fuentes del Departamento de Equilibrio Territorial Verde.

Existen dos tipos de trampas para atraer a las velutinas reinas y evitar que en un futuro formen nuevas colonias. Las no selectivas, como indica su nombre, no diferencian entre las especies que capturan. «Permiten la entrada a la trampa de un amplio abanico de insectos polinizadores, atraídos por el olor del líquido atrayente. En ella caen además de las avispas asiáticas, un gran número de especies de insectos autóctonos polinizadores, tan beneficiosos para la correcta fecundación floral».

La segunda variante son las trampas selectivas, que también atraen tanto a avispas asiáticas como a especies autóctonas, pero a diferencia de las no selectivas cuenta con unos orificios que posibilitan la salida de otros insectos e impiden que la vespa velutina escape. Unas pequeñas bolas de arlita, material que en contacto con el líquido atrayente se dilata y flota, evita que los insectos de menor tamaño se ahoguen. Entonces, salen de la botella a través de las ranuras por las cuales no cabe la avispa asiática, que acaba muriendo en el interior de la botella.

Pese a que en años anteriores ya se llevaban a cabo campañas de trampeo, el primer registro de captura de avispas reinas data del año 2016. Pero desde la Diputación advierten de que «el registro histórico no es válido para conocer la evolución de reinas capturadas a lo largo del tiempo, ya que no todos los años se realiza el mismo esfuerzo al ser un procedimiento totalmente voluntario al que se adhieren cada año un número diferente de entidades».

El registro histórico revela que desde 2016 todos los años se han capturado, como mínimo, 5.000 avispas asiáticas reinas. 2023 fue el curso en el que más esfuerzos se dedicaron a la campaña, llegando a desactivar hasta 40.000 reinas. El último registro, referente al 2024, refleja una captura de 25.000. Tal y como recalcan desde la Diputación, las entidades participantes cambian cada año, por lo que el resultado de las campañas depende directamente de los colaboradores que formen parte. En 2023 se capturaron 30.000 reinas más que el año anterior, y en 2024, más del doble que en 2022

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