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Roberto G. Lastra
Lunes, 9 de junio 2025, 10:14
Con tanto temor como firmeza y conciencia social. El logroñés Sergio Toribio es el responsable del mantenimiento mecánico del Madleen, el velero de 18 metros ... de eslora perteneciente a la coalición humanitaria Flotilla de la Libertad, que ha sido detenido por el Ejército de Israel a unos 200 kilómetros de distancia de la costa gazatí. Los activistas y periodistas, entre ellos la joven sueca Greta Thunberg, han sido arrestados.
Su avance ha sido lento por las circunstancias meteorológicas y los dramas humanitarios que han hallado en su camino. «El jueves nos encontramos un bote con unos cuarenta migrantes y tras conocer la alarma dada por las autoridades griegas acudimos a su rescate, pero llegaron los guardacostas libios con una patrullera y los arrastraron. Cuatro de ellos, pese a llevar cinco días en el mar sin comida ni agua, se lanzaron al agua con neumáticos y nadaron hacia nosotros. Los recogimos y gracias a que llegaron más barcos, los libios se retiraron y se los entregamos a las autoridades griegas», contaba antes de toparse con los militares israelís Sergio Toribio (San Sebastián, 1975), aunque afincado en La Rioja desde hace 35 años, adonde llegó con sus padres y su hermana.
En la embarcación viajaban 11 activistas más, entre otras la popular sueca Greta Thumberg y la palestina pero eurodiputada francesa Rima Hassan, a quienes su unió en la primera etapa del viaje, de Augusta a Catania, otro rostro famoso, el del actor irlandés Liam Cunningham, quien encarnó en 'Juego de Tronos' el personaje de Davos Seaworth.
«A bordo hay inquietud, hay miedo, es evidente», confesaba el mecánico naval, que admitía que en la propia expedición era consciente de que el reto tenía pocas posibilidades de éxito. «Desde que entramos en aguas internacionales en la zona griega, la presencia de tres drones ha sido diaria. El primer día, el martes por la noche, estuvieron casi media hora sobre nosotros y desde entonces han venido a diario, de día no sé si se podrían ver a simple vista o con prismáticos, pero de noche se detectan enseguida por las luces, y entonces nos quedábamos todos en cubierta con los chalecos salvavidas, preparados por si ocurría algo», relata. «No hace un mes ya atacaron el Conscience, otro barco de la Flotilla de la Libertad, que sufrió, en aguas internacionales cercanas a Malta, dos impactos lanzados desde un dron en su proa, que causaron un incendio que destruyó el sistema eléctrico del barco y dañó su casco hasta inutilizarlo».
Pese a todo, los activistas del Madleen siguieron en ruta: «El cargamento humanitario era casi simbólico por las dimensiones de la bodega del velero, ya que solo podemos llevar como 700 kilos de arroz, productos de higiene femenina, pañales, leche para bebés, muletas y prótesis infantiles frente a las amputaciones…», recita, quien añade al gesto de solidaridad el objetivo clave del viaje: «Somos civiles y nuestra protesta es simbólica y no violenta, nuestra intención era que nos permitiera acceder a un puerto y denunciar ese bloqueo impuesto desde 1948, abrir un corredor marítimo civil y levantar nuestra voz con esta masacre, con este genocidio en el que incluso se está ametrallando a seres humanos a los que se atrae con reparto de comida en esos campos de concentración que han creado los israelíes y Estados Unidos».
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