1975, cuando un grupo de montañeros ascendió las 119 cumbres de Gipuzkoa en un solo día

¿Y qué era aquello del Día de las Cumbres Guipuzcoanas? Pues una idea llamativa, bonita y si lo quieren algo loca, a la que llevaban tiempo dándole vueltas en el club alpino Uzturre, de Tolosa.

Los montañeros sabían que el 'Catálogo de cimas' editado por la Federación Vasco-Navarra de Montañismo consideraba que en Gipuzkoa había exactamente 119 cumbres puntuables. Y si les ocurrió ascender a todas ellas en un mismo día.

Con ello pretendían, escribió Goñi, «recordar que junto a hazañas tan importantes como puede ser la ascensión al Hindu-Kus, en Asia (que va a ser también intentada en el mes de junio, por una expedición en la que se integran dos hombres de la pujante entidad tolosana), es igualmente fundamental conocer todas las zonas de nuestra región, cuyas cumbres, quizá humildes en altitud, son, por su belleza y estratégico emplazamiento, escuela en la planificación de atrayentes excursiones».

Organizar hace cincuenta años, o sea, sin teléfonos móviles ni internet, el dispositivo para que 119 montañeros subieran simultáneamente a otras tantas cimas guipuzcoanas tenía su complicación.

«Todos los participantes –escribieron en DV– tienen plena responsabilidad de su cometido, conscientes de que el fallo de una sola persona haría fracasar el esfuerzo e ilusión de las 118 restantes».

Ninguno falló el domingo 1 de junio de 1975 y pudo completarse aquella actividad de récord. La única mancha la puso la meteorología. En la crónica posterior, José María Goñi apuntaba que el día «fue verdaderamente de los malos. Lluvia y niebla baja. Sin embargo, no fue óbice para que esos 119 montañeros salieran de Tolosa a primeras horas de la mañana, dispuestos a cubrir su respectivo objetivo».

Los 119 'mendizales', agrupados en 39 patrullas, lograron el éxito. El corresponsal visitó los locales del club Uzturre al atardecer y, según describió en artículo publicado el 6 de junio de 1975, en medio de un ambiente de complacencia «se iban entregando las tarjetas de 'misión cumplida'; otras patrullas comunicaban telefónicamente haber alcanzado las cumbres en cuya ascensión se habían responsabilizado».

«Visitamos el 'cuartel general' charlando con el presidente del club, Eduardo Manzanedo y otros directivos, que no ocultaban la satisfacción por el éxito. También hablamos con montañeros que iban llegando, mojados, llenos de barro, pero felices después de conseguir la cumbre que les había correspondido dentro de esa labor de 'gran equipo' que imponía el 'Día de las Cumbres Guipuzcoanas'».

No había sido tarea fácil. «El comentario era general: la niebla había creado las más serias dificultades, especialmente en zonas poco conocidas, donde la localización de cumbres obligó a un esfuerzo mayor del previsto».